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David López García*

El Campus Party y la brecha digital


Durante la semana pasada se llevó a cabo en nuestra Ciudad el octavo Campus Party de México. Se trata de un evento patrocinado por el Gobierno de Jalisco en el que más de 25 mil asistentes se reunieron durante cinco días para conformar una de las comunidades de emprendimiento en tecnologías de la información y la comunicación (TICs) más grandes de México.

Apoyar la realización del Campus Party es una de las mejores formas de invertir los recursos públicos del Estado. El evento es una oportunidad para capacitarse a través de sus talleres y contenidos, contribuye a reunir en un solo lugar a las empresas de tecnología con los jóvenes que buscan empleo en el sector, y detona la creatividad y la innovación tecnológica a través de sus retos y hackatones.

En suma, el Campus Party es un evento que nos perfila para ser uno de los países punteros en el ámbito de las TICs. Sin embargo, hay un matiz que también deberíamos tener presente para evitar que los eventos como el Campus Party se nos vuelvan espadas de doble filo. Se trata de la llamada ‘brecha digital’. Si no la combatimos con la misma intensidad con la que empujamos la frontera de la innovación corremos el riesgo de que la brecha se haga más grande, afectando a las personas más pobres y desfavorecidas del país.

Me explico. La vida cultural y económica están transitando a paso firme hacia el mundo de las TICs. Se puede hacer el argumento de que las TICs democratizan la cultura y las oportunidades económicas porque cualquiera puede tener acceso a internet, y con ello a las nuevas oportunidades que la tecnología nos brinda. Pero también se puede plantear el argumento de que si las personas más pobres del país no cuentan con los recursos para participar en las nuevas oportunidades, entonces el progreso en las TICs también estaría reproduciendo los patrones estructurales de desigualdad de nuestra sociedad.

La brecha digital ocurre porque para que una persona pueda participar y beneficiarse de las TICs necesita cumplir tres condiciones. Primero, tener acceso a los equipos electrónicos —computadora, tableta, teléfono inteligente, etcétera—. Segundo, tener acceso a internet —ya sea conexión privada o pública—. Tercero, necesita saber usar las TICs —saber dónde buscar, cómo usar los programas, en algunos casos saber programar, etc.—.

Según datos del INEGI, al segundo trimestre del 2015 solo el 57.4% de la población en México usa internet. Su uso está fuertemente asociado al nivel de estudios, ya que de la población que cuenta con educación superior el 94.5% es usuaria, mientras que entre las personas con educación básica sólo el 46.1 % usa internet. Además, tan solo el 39.2% de los hogares del país cuentan con conexión a internet, y solo el 32% de los mexicanos tienen un teléfono inteligente con internet móvil.

En nuestro País también existen esfuerzos importantes para reducir la brecha digital como el programa ‘México Conectado’ que implementa la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. El Gobierno de Jalisco también tiene programas relacionados. Sin embargo, los datos nos dejan ver que la brecha digital en México aún es muy grande. Si empujamos la frontera de las TICs con eventos como el Campus Party, sin incluir en la misma proporción a más personas en el mundo de las TICs, corremos el riesgo de incrementar la brecha digital.

*David López García es Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID). Actualmente radica en la ciudad de Nueva York, donde es estudiante del doctorado en Políticas Públicas Urbanas en The New School University. @davlogar @LIDmex

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